Que estaba pasando un dia como hoy en....



jueves, 28 de noviembre de 2013

La mejor ayuda de todas





     Hacia sólo dos días que se había ido y parecía que habían pasado más de dos meses. Es curioso como pasa el tiempo para algunas personas, cuando sentimos que algo nos falta y nos duele, pero las horas solo son minutos y los minutos no llegan a cubrir unos pocos segundos. Los sentimientos se revuelven en el estómago y lo que sentimos y vemos a nuestro alrededor se oscurece.  Lo peor de todo esto es que no existe una "fórmula mágica" que nos alivie el dolor enseguida y podamos volver a la normalidad.  Pero si que existen formas para que esa sensación de vacío no nos pese demasiado.


     Lorea mira por la ventana justo en el lugar donde le dijo adiós. Esa tarde llovía intensamente, y creo que eso reflejaba el dolor que ambos tenían en su interior.  La lluvia caía sobre sus rostros y disimulaba las lágrimas que se arrestraban lentamente desde los ojos.   Se agarraron la mano y ambos sonrieron, ella dejo caer su cabeza sobre el pecho de el, y el le abrazo tan fuerte como no lo había hecho nunca.  Estuvieron así durante un rato, luego levanto la cabeza lo volvió a mirar, como si fuera a pasar mucho tiempo hasta su próximo encuentro, se cogieron de la manos y se despidieron sellando su separación con un beso tierno.  Al terminar ese momento dulce,  el se puso la capucha y se giró, ella jugo una última vez con su pelo y se giró hacia el otro lado.  Cuando estaban a cierta distancia el se giro, ella se giró, se miraron, asintieron con la cabeza y se perdieron en la inmensidad de la noche. Empapados como estaban no les importaba pues el amor se había convertido en el mejor de los paraguas.

      Recuerda ese momento y vuelve a llorar, las lágrimas se adhieren al cristal de la ventana, fuera
luce un Sol maravilloso pero ella no es capaz de verlo.  Sólo ve la cara de Sergio, su sonrisa, su mirada, su pelo mojado en la lluvia y despeinado como a ella le gusta.  Su único refugio es su guitarra, pero es incapaz de pronunciar palabra o sonido alguno.  Tiene una voz prodigiosa y canta con una personalidad que enamora.  Su cabeza quiere cantar para intentar aliviar su dolor pero su corazón apaga cada melodía de su hermosa voz.  Todo lo que intenta cantar le recuerda a el.  De hecho hay una canción que escribió para el, y que ahora es incapaz de cantarla. La canción es un hermoso poema y un canto a su relación. Es difícil pero ellos la saben entender a la perfección.  Esta pensando en esto y entonces llaman a la puerta. Ella la abre, su hermano Mikel le espera al otro lado de la puerta.  Ella sonríe por primera vez, le invita a entrar y ambos se sientan en una esquina de la cama.  Su hermano es el que mejor la conoce y le ha traído una taza de chocolate caliente con nubecitas.  Pero ella también le conoce y el también se ha traído la suya. ¡Y con más nubes si cabe!

       Roza sus labios con el borde de la taza y prueba un poc el chocolate. Está en el punto que a ella le gusta. Empiezan a hablar y ríen juntos unas cuantas veces. Tienen bromas entre ellos, bromas de
hermanos y el al final le abraza y se lleva la taza con el chocolate aún a la mitad. Antes de salir, le pide por favor que le cante una canción con la guitarra. Ella se lanza y canta la canción de Sergio, durante la canción llora pero son lágrimas de alegría, termina la canción y vuelve a abrazar a su hermano. < Pero no te conformes ¿eh?. Venga enana que Sergio vendrá pronto y podrás cantársela al oído una y mil veces. Pero bueno siempre te quedarán los chocolates con nubecitas de tu hermano, el colgao...>. Ella le vuelve a dar las gracias, cierra la puerta, y mira por la ventana. Las lágrimas se han despegado del cristal, ahora puede ver el Sol claramente y en el horizonte la esperanza de que Sergio volverá pronto.









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