Que estaba pasando un dia como hoy en....



jueves, 31 de octubre de 2013

Thamani ya urafiki


   "Nunca nos separaremos, estaremos juntos hasta el final". Mabuck y Elliot pertenecían a familias diferentes, a culturas totalmente opuestas y aún si les unía una amistad en la que daban todo por el otro.  Se habían conocido siendo muy pequeños y desde el principio conectaron al instante.  Mabuck le enseño a Elliot el saber aprovechar todo lo que tenía sin necesitar más. De Elliot aprendió Mabuck, a luchar por salir adelante y a estudiar una carrera que le pudiera convertir en 'alguien" el día de mañana.  El vivía en el centro de Londres, Mabuck compartía con la naturaleza y su familia un espacio privilegiado en el centro de África.

    El día que se conocieron llovía intensamente. La familia de Elliot estaba de vacaciones y la familia de Mabuck había sido la encargada de actuar como sus sirvientes. A pesar de su juventud Mabuck ayudaba a sus padres en todo lo que podía.  En su primer encuentro, Mabuck tuvo que prepararle un
baño a Elliot. El se negaba a que un niño de su misma edad le atendiera, entonces la madre de
Mabuck tuvo que encargarse del baño del "señorito" de la capital.  Pero un día después todo cambio.
Era por la mañana, el Sol aún no había salido pero Mabuck ya estaba despierto, camino al pozo para sacar el agua. Por contradicciones del destino, Mabuck se asomó tanto que perdió el control y se
precipitó, cayendo hasta el fondo. Gritaba y gritaba, pues el agua le arrebataba el aire poco a poco,
pero nadie parecía escucharle. Se veía inmerso en un Infierno  del que no hubiera retorno. Parecía todo perdido.

   Elliot no conseguía dormir en aquel paraíso. Los sonidos de la propia naturaleza enturbiaban sus
sueños y se pasaba noches enteras desvelado. Para combatir esta imposibilidad de sueño, solía pasear
para conseguir cansar sus huesos, de forma que ni el más breve grito de un mosquito pudiera   despertarle. En esto estaba cuando oyó gritos cerca del pozo. Se acerco y se asomó y pudo escuchar la voz de Mabuck.  El no sabía como sacarle de ahí, pero hizo todo lo que el otro niño le iba diciendo. Al final consiguió sacar a Mabuck del pozo, se fundieron en un abrazo y desde ese momento no
volvieron nunca más a separarse.  Cuando creció Mabuck , pudo viajar a Londres,  para estudiar la
carrera de Magisterio, mientras Elliot se embarcaba en la aventura al entrar en la academia militar.
Sus familias no podían verse, pero ellos saltaban barreras y se encontraban a escondidas.  "Nunca nos separaremos...."

  Los años pasaron y ambos terminaron con éxito sus carreras.  El destino quiso que los dos
coincidieran en África, aquel verano en el que no lo sabían, pero sería el último.  Mabuck participaba en un proyecto de educación emocional para niños en riesgo de desnutrición y analfabetismo. Elliot
por su parte había sido destino a una base aérea para probar un nuevo armamento militar, pues una guerra se acercaba de forma inminente.  Ambos estaban a unos pocos kilómetros de distancia pero
sentían como si se encontraran en zonas opuestas del mundo. Estaban muy cerca, pero no podían verse.  Un día Mabuck decidió ir de excursión con los niños, le gustaba ver como iban evolucionando y quería compartir con ellos esa alegría.  Estaban jugando cuando de repente noto que le faltaba un
niño.  Mabuck no lo pensó dos veces y salió en busca del niño.

  Aquel niño había ido a parar al campo donde experimentaban con las nuevas armas. La explanada
 donde habían acampado quedaba muy cerca del lugar.  El niño no sabía donde estaba y se adentró en
la base tomándolo como un juego.  Mabuck se asusto cuando lo vio y corrió para sacarle de ahí.  Los disparos llegaban muy lejos y cualquier paso en falso podría ocasionar una enorme tragedia. Elliot
estaba en prueba de tiro y al ver a dos figuras que corrían hacia su posición , no se lo pensó dos veces y disparo. El disparo dio de lleno a la silueta más grande que había saltado para proteger a la más
 pequeña. Elliot se acercó y no podía creer lo que estaba viendo. Quería dar marcha atrás y nunca
haber disparado aquella bala.  Pero no podía hacerlo. El Niño se asusto y salió corriendo de ahí.

   Elliot se acercó a su amigo y este le dijo en últimas palabras :< No quiero que te sientas culpable,
que te conozco. Tu hacías tu trabajo y yo el mío. Siempre estaré orgulloso de ti y desde el cielo siempre tendrás en mi a un amigo y a un ángel de la guarda.  Mi tiempo ha llegado pero el tuyo
tardara  muchos años en llegar. Tu amistad es el mejor de los regalos que le vida me ha regalado.  Hazme el favor enorme de llevarle mi cuerpo a mi madre. Dile que morí haciendo lo que más me gusta. Ella acabara entendiéndolo. Le costara pero se que saldrá adelante> Mabuck cerró los ojos y
Elliot empezó a llorar y estuvo así tres días. No sólo se había ido su amigo, Mabuck había sido para el como un hermano y por mucho que el le hubiera dicho lo contrario el se sentiría culpable toda la
vida.  Le despidieron rodeados de su familia y amigos. Fue una despedida a la altura de Mabuck.

   Hoy Elliot tiene 31 años y esta acompañando a su hijo Mabuck a su primer día de colegio.  El Niño entra en clase y enseguida un niño africano se le acerca y le pregunta :¿tu cómo te llamas?< Me llamo Mabuck ¿y tu? <Me llamo Elliot>.  El padre le mira desde la ventana, mira al cielo, se le escapa una
lágrima emocionada y dice: "Nunca estarán solos, yo haré que estén juntos hasta el final". Y con paso decidió se adentra en el mundo con paso decidido. Esta cumpliendo la promesa de su amigo y cada
día siente que está a su lado caminando con el.  Tiene el mejor ángel de la guarda del mundo y de nuevo vuelve a ser feliz.







domingo, 27 de octubre de 2013

Un corazón más pequeño, que late más fuerte

 

   Capítulo 5 : Un héroe en silla de ruedas

     Miguel tiene 12 años, y esta empezando a entrar en el caótico mundo de la adolescencia.  Como cualquier adolescente en potencia esta empezando a cambiarle la voz, a producirse cambios en su cuerpo, a no contarle a sus padres todo lo que hace con sus amigos, a pedir un móvil porque es la moda entre todos sus amigos del colegio.  Vamos la etapa conocida como "la edad del pavo".

   Sin embargo desde hace tres años, la vida de Miguel dio un vuelco de 180 grados.  Ocurrió una tarde de verano, cuando circulaba con su primo en bicicleta por una calle cercano al barrio donde vive.  Su primo le propuso hacer una carrera hasta la casa y Miguel aceptó de inmediato.  Llegaron a un paso de cebra y lo cruzaron a pesar de que quedaban pocos segundos del camino del muñequito verde del semáforo.  Su primo paso a tiempo pero el no tuvo tanta suerte. Un coche que iba a mucha velocidad no pudo parar a tiempo y choco de lleno con el manillar de la bicicleta de Miguel.   Este salió disparado por los aires y aterrizo a cierta distancia. Al momento una multitud se acercó y consiguieron hablar con la madre y le llevaron enseguida al hospital. Fue una intervención que mantuvo en vela a Gloria y Gonzalo durante varias horas. Unas horas que temieron por la vida de su único hijo.

  Afortunadamente Miguel venció al destino y consiguió ganar la partida a la muerte. Sin embargo aquella vuelta le costó un precio y este fue un palo duro para todos. Cuando el médico les comunico la noticia de que Miguel había perdido la movilidad de sus extremidades inferiores, Gonzalo vio en la cara de su hijo el espejo roto de su alma.  Le dejaron descansar y pasaron los siguientes días de ingreso en el hospital, sin hablar del tema.  Compraron una silla de ruedas, al verle sentado por primera vez , Gloria lloro intentando ocultar las lágrimas a su hijo. Su marido no supo como
consolarla, pero entonces Miguel cogió la mano de su madre y le dijo <Mama, no te preocupes si tu lloras no podré ver esa sonrisa que iluminará mi camino, no llores ¿vale?>. Gloria se secó las lágrimas, miro a su hijo , sonrió como pudo, y le dijo que todo estaría bien que ya era hora de volver a casa.





  Durante estos años han pasado muchas cosas, muchos cambios pero poco a poco todos van volviendo a la normalidad o al menos a la normalidad que se puede tener en una situación como esta. Hoy Miguel tiene partido de fútbol en el patio del colegio, esta muy nervioso porque es la final del campeonato. Como va en silla de ruedas su padre le ayuda a mover la silla para coger el balón y para lanzar a puerta le dejan usar las manos, aunque el lo intente siempre primero con los pies.  Comienza el partido y el balón empieza a viajar por el terreno de juego. Cuando llevan pocos minutos jugando, un compañero cae al suelo y se lleva la mano a la pierna sin aguantar el dolor. Miguel no se lo piensa dos veces, utiliza sus brazos para mover las ruedas y se dirige hasta su compañero. Se baja de la silla y se la cede a su compañero y amigo. Al momento el padre del chico toma la silla y lleva a su hijo a la enfermería.  El médico le hace una revisión y le dice que al poder venir tan rápido se recuperara
pronto y no le quedara secuela alguna. <Sólo te quedara alguna pequeña cicatriz pero todo bien>.

  Al final el equipo de Miguel pierde el partido. Pero todos corean su nombre. Se ha convertido en el héroe del partido y a marcado uno de los goles más importantes. El de la amistad y el compañerismo.

   Miguel es un chico que va en silla de ruedas. El ve la vida desde otra perspectiva, el estar sentado no le imposibilita descubrir y conocer las maravillas que nos regala el mundo. Sólo necesita que alguien le dirija la silla por el camino correcto. El camino reservado a los héroes y el lo es.








sábado, 26 de octubre de 2013

Un corazón más pequeño, que late más fuerte




     Capítulo 4 : Un pequeño cisne de cristal

Carolina tiene 8 años y desde siempre ha sido una niña especial. No es diferente al resto de niñas de su edad, se hace sus trenzas, peina a sus muñecas, juega a las cocinitas y le encanta leer libros de aventuras. Le gustan tanto esos libros, que cuando se cansa de leer le pide a su mama que siga leyendo un poco más. < Un capítulo más mama, que todavía es pronto para ir a dormir>. Es una niña encantadora, pero en verdad si que hay algo que le diferencia al resto de niñas de su edad.

Desde pequeñita Carolina tiene un cuerpo un poco especial. Ella no sabe explicarlo como lo dice el médico, pero lo cierto es que ya lo va entendiendo mejor. Lo que ella tiene son "huesos de cristal" , lo que quiere dice que sus huesos son muy finitos y que un pequeño golpe puede hacerle mucho daño. Ella ya tiene mucho cuidado con eso, pero en vez de no intentar a hacer cosas por miedo a lo que le pueda parar, es una aventurera nata; algo que suele traer más de un quebradero de cabeza a su madre, en más de una ocasión.

Pero uno de los grandes sueños de Carolina es el ballet. En el teatro del barrio, hay una función de ballet durante todo el año y Carolina y su mama ya lo han visto más de una vez. Le encanta cuando las bailarinas se ponen de puntillas y van dando pequeñas vueltas por el escenario. Se imagina a ella misma bailando así, y con todo el público aplaudiéndole por lo bien que lo hace.

Su madre se da cuenta, pero tiene miedo a que Carolina se haga muchas ilusiones en esto del ballet. Aún así le a apuntado a clases. Al principio tenía miedo de que su hija se cayera ensañando, algo que hubiera sido normal. Pero parecía haber nacido con don natural, pues se movía como pez en el agua, en este caso como un cisne dentro de un lago.

El día de la representación ha llegado y madre e hija están muy nerviosas. Todas las niñas se han vestido con las plumas, las coronas de flores y las zapatillas blancas. Pero Carolina va a ser un cisne especial. Su mama le ha puesto un casco, unas coderas y unas rodilleras, blancas por supuesto, para que no desentone mucho. A Carolina eso no le importa, ella es feliz, al final va a poder hacer el paso de las vueltas en puntillas y el público acabara aplaudiéndola y le pedirán que lo repita una y otra vez. Es el cisne más bonito y más original del mundo.

Carolina es una niña especial, tiene huesos de cristal que le hace ir con más cuidado a todos lados, pero eso no le hace ser menos. Al contrario los diferentes son los demás, porque a ver ¿donde se ha visto a un cisne sin casco, coderas y rodilleras?

jueves, 3 de octubre de 2013

La estación del año menos querida de todas


    Desde que empezamos el colegio, nos enseñan que se producen cuatro estaciones : Primavera, Verano, Otoño e Invierno.  Pues bien, estoy convencido de que hay una de ellas que quizás es la menos recordada siempre. ¿En cual estáis pensando? Seguramente que acierte al decir que la mas olvidada suele ser el Otoño. En estas lineas me gustaría explicar como he llegado a esta conclusión y a su vez rendir un homenaje a esta estación del año.  Si os interesa el tema seguir leyendo, sino al menos ya he conseguido que penséis un poco en ello.

    En Primavera la sangre se altera, sonríen las flores, aparece el buen tiempo y empezamos a cumplir nuestros propósitos de principios de año; El Verano es la época en la que decimos adiós al colegio, al trabajo para disfrutar de unas maravillosas vacaciones, en el norte o en el sur, con la familia o con los amigos, nos hinchamos a comer helados mientras solo pensamos en si llevar o no la sombrilla a la playa o el camping gas al monte.  Frío, nieve, vacaciones, navidad y villancicos es lo que nos deja siempre el Invierno.  Mientras nos deslizamos con el trineo por la montaña o nos tomamos un chocolate caliente cerca de la chimenea , mientras escuchamos historias de amistad, cariño y esperanza, el año nuevo nos sorprende de fiesta y pasamos una de las noche mas largar y divertidas del año. Pero ¿y en Otoño? ¿Que solemos hacer en Otoño?

    Empiezan las clases, vuelves a reencontrarte con tu jefe,  las flores de la Primavera desaparecen, los frutos del Verano caen juntos con las hojas de los árboles, empieza el mal tiempo y las noches dejan de ser tan largas.  No solemos acertar con la ropa porque el tiempo esta en proceso de transición y no se suele estabilizar hasta que no llega el Invierno.  Las terrazas de los bares se cierran y con ellas el ambientillo que se expande por calles y plazas. Parece todo malo ¿verdad? Pues a mi el Otoño me gusta por muchas cosas. Me gusta por el color variado de las hojas de los arboles, me gusta por los collage que se suelen hacer en las aulas de Infantil,  me gusta porque te hace volver a la rutina y te envuelve de nuevo en ritmo normal de la ciudad. El Otoño es tiempo de cambios, es tiempo de nuevas temporadas en tu vida pero sobre todo el Otoño es la estación en la que no habrá flores hermosas, ni playas ni comidas en el monte, no tendremos trineos ni navidades, pero para que algo crezca y se ponga hermoso antes a tenido que caer unas cuantas veces. 

    Caigamos en el Otoño tan necesario para poder resurgir de nuevo y crecer y brillar con las nuevas flores, con los bañadores y flotadores e incluso con la dulzura de aquel chocolate que nos esperara en Invierno. Un abrazo al Otoño , porque todavía hay quienes se acuerdan de ti.