Que estaba pasando un dia como hoy en....



jueves, 30 de enero de 2014

El valor de los cuentos



    -¡Mamá! Ya me he lavado los dientes. ¿Vienes a contarme el cuento?
- Muy bien hija, ¿qué cuento quieres que leamos hoy?
-¡El de Caperucita Roja!

  "Había una vez una niña llamada Caperucita Roja, ya que su abuelita le regaló una caperuza roja. Un día, la mama de Caperucita la mandó a casa de su abuelita, que estaba enferma, para que le llevara en una cesta pan, chocolate, azúcar y dulces. Su mamá le dijo: "no te apartes del camino de siempre, ya que en el bosque hay lobos".
 
  Esta escena que antes se repetía una y otra vez, en todos los hogares donde había algún niño o niña, ha ido desapareciendo hasta casi perderse por completo.  Y es que se ha perdido la esencia de leer los cuentos de antaño, antes de ir a dormir;  en los que el Principe salvaba a la princesa de las malvadas garras del dragón,  un viejo carpintero recuperaba sus sueños con una nueva marioneta de madera el soplido de un lobo demolía los sueños de tres pequeños cerditos o incluso cuando una ratita podía llegar a ser presumida.

   Cuando apenas éramos conscientes del mundo que nos rodeaba, nuestros padres nos lo daban a conocer a través de los cuentos.  Era el momento más esperado del día, en el que las historias de enormes castillos, bosques frondosos  y regresos a casa tras una larga jornada en la mina, nos envolvían en el maravilloso mundo de los sueños y donde las estrellas nos mostraban el camino para volver con nuestra familia...Y es que esas pequeñas historias formaron parte de nuestra infancia,  adornaban nuestra dulce inocencia y  ayudaron a tejer nuestra forma de ser basada en una serie de valores de gran calidad humana.

  Pero esos valores se han ido poco a poco perdiendo, y lo que antes era un "acabo la página y me voy a dormir" , tras un <apaga la luz> en tercer aviso...ahora se ha sustituido por "una partida más y me voy a la cama"; " déjame que acabe el capítulo de Violeta" o "¡que sólo me queda una vida en el CandyCrush!". Pocos son ahora los niños, que antes de irse a dormir, cogen un libro para leer o les piden a sus padres que se lo lean. Pocos los que buscan el cobijo de la noche bajo una caperuza de color rojo. Y eso nos debería de preocupar a todos.

   Con esto no queremos decir que las nuevas tecnologías solo nos han traído  cosas malas, nada beneficiosas; sino que ya no invertimos el tiempo libre en leer un libro de papel y verlo reposar durante el día en nuestra mesilla de noche.  Las nuevas tecnologías ,si se usan correctamente, pueden ayudarnos de forma muy positiva a incentivar de nuevo la cultura literaria a los niños de la era de los IPad, IPod o IPhone. No son incompatibles , pero debemos usarlas en su justa medida. El problema es que la mayoría de las veces la balanza cede sobre el ocio virtual y nos vamos a la cama con un "Game over" en lugar del "Y vivieron felices y comieron perdices...". Pero pensamos que la balanza puede igualarse de nuevo y disfrutar de lo tradicional y tecnológico a partes iguales. Y para ello necesitamos de la educación.

    Creemos fundamental por ejemplo que en los colegios, sobre todo en Infantil y Primaria, los niños trabajen el lenguaje emocional y la expresión corporal. Que los maestros y maestras de estos niños, les hagan "moverse", experimentar por ellos mismos distintas emociones; recrear con su propio cuerpo los movimientos de los personajes mientras escuchan las historias y empatizan con los protagonistas.  Que sean ellos parte activa de esas historias y que aprendan unos valores igual de importantes que los conocimientos teóricos que puedan aprender de otras materias.  Debemos de motivarles para que cojan un libro y lean un rato cada día; Es es nuestro objetivo como maestros de escuela.

   También potenciar la cultura de nuestros alumnos para que adquieran "por ellos mismos" hábitos saludables en lo que a la riqueza de la lectura se refiere.  Podemos hacerlo ayudándonos de las nuevas tecnologías, pero no poniendo siempre estas por delante sino trabajando una junta a la otra.  Sólo así volveremos a disfrutar de el valor de los cuentos.

     En resumen,lo que queríamos expresar con estas palabras es un canto a la lectura de cuentos, a las buenas costumbres de antes, a su valor humano. Queríamos también expresar que es posible recargar nuestros dispositivos tecnológicos, con un poco de " fe, esperanza y polvo de hadas" y que lo nuevo no tiene porque estar reñido con lo "de toda la vida" .

    Y colorín colorado, esta pequeña reflexión se os a comunicado y....... ¡apagad la luz ya que es hora de dormir! Buenas noches y dulces sueños para todos.

  Con la colaboración  especial de Leyre Zubiaur Solchaga
 

jueves, 23 de enero de 2014

Fijarse en los detalles



 Es curioso la de cosas que se pueden ver, si te fijas en los detalles. El otro día caminando por Pamplona pude observar cantidad de detalles que habían pasado desapercibidos.  "Cosicas" que siempre estuvieron ahí pero, que era la primera vez que mis ojos los conseguían ver.  Pequeños detalles que hicieron de mi paseó una aventura llena de desafíos.  

  Y no estoy hablando sólo de calles que de repente averiguas que se llaman así, de plazas llenas de niños jugando, llenas de vida. Que han dejado sus consolas y han recuperado el balón que llevaba tiempo cogiendo polvo en el trastero. De olores que impregnan cada día la calle Estafeta, de emociones encontradas en el recorrido del encierro, de las instantáneas frente a la fachada del Ayuntamiento, o el hermoso replique de las campanas de la catedral.  

  No hablo sólo de los momentos de relax en su multitud de zonas verdes, del Baluarte que protege la ciudad, del Corte Inglés que hace de radiador humano, o de cantidad de gestos de cariño, de despedidas en el portal, de alguien dando un donativo o de una mujer cogiendo la villavesa porque el día le ha ganado la batalla a las varices que se adueñaron de sus piernas , desgastadas por la edad.  Del niño que acude al Gayarre a ver una obra de teatro infantil, mientras su hermano mayor toma unas cañas en el "García" rodeado por la cuadrilla y custodiado por los muros de la Calle Mayor.  No hablo sólo de eso...

  Hablo de todo aquello que lo rodea, de las personas que tejen esas historias para que tu puedas encontrar la tuya. De aquellos que sin tu saberlo te ayudan desinteresadamente, de los patos de la Taconera que con sus cantos marcan el ritmo de tus pasos.  De todo esto y mucho más me empape el otro día mientras iba caminando, y os lo aconsejo no andéis por la ciudad con paso firme, simplemente...dejaros llevar y la magia de la ciudad os envolverá como nunca antes lo habíais experimentado.....hacer la prueba, creerme disfrutaréis de la ciudad en todo su esplendor.