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jueves, 27 de febrero de 2014

Un corazón más pequeño, que late más fuerte



            Capítulo 11: Silencios sonoros

   Mikel tiene 9 años, es de Valencia , le encanta jugar al fútbol, patinar en el parque y escuchar música en el salón , con el mando en la mano simulando que es un cantante profesional.  Le encanta ir al colegio, sobre todo las clases con Sonia , la pedagoga del Centro.  Mikel tiene una discapacidad auditiva prelocutiva , esto quiere decir que el déficit auditivo lo tenía ya antes de la adquisición del lenguaje.  El finge escuchar la música, pero en realidad es su madre la que le ayuda a entender los sonidos a través del lenguaje de signos.  Su madre es la batuta que marca los sonidos que el no oye, pero que de una forma excepcional a través de su madre consigue escuchar. 

   En el colegio Mikel ha tenido mucha suerte, la señorita de su clase conoce la lengua de signos y cada día explica la lección en ambos lenguajes. Para ella puede parecer un doble esfuerzo, pero al ver como Mikel se ríe  cuando ha entendido algún chiste que suele incluir en sus explicaciones, todo ese esfuerzo se ve totalmente recompensado.  Siempre hace todo lo posible para que Mikel, pueda "escuchar" los mismos sonidos que el resto de sus compañeros, y aunque parezca algo imposible lo cierto es que algo si escuha, aunque silencioso el ruido se desplaza por todo su cuerpo. 



   El nivel de sordera de Mikel es elevado, esto quiere decir que ni siquiera puede percibir susurros, y tampoco aunque le grites muy fuerte , tampoco va a entenderte. Pero eso no quiere decir que no pueda empatizar con los demás. Lo cierto es que Mikel ha sabido potenciar el resto de sus sentidos y lo que no puede escuchar u oír, si lo descubre viendo, oliendo, probando o tocando las manos de su interlocutor. Quizás no pueda escuchar lo que le estas diciendo, pero por tus gestos, tus miradas o la forma en la que te dirijas a èl, comprende muchas veces más que aquellos que si oímos pero no escuchamos.  Los papas de Mikel están viendo si le implantan un dispositivo en la oreja para que pueda al menos captar algún sonido, es algo muy caro y no están las cosas actualmente para tirar cohetes, y de momento no pueden plantearse esa opción.  El caso de Mikel es tan profundo que incluso con el implante, han perdido toda esperanza de que Mikel , pueda escuchar las palabras y así mejorar en su lenguaje.  

   El sabe que es diferente a los demás niños, pero de nuevo, y como muchos niños "especiales" da una lección a todos, una lección de superación, de esfuerzo, de valentía y sobre todo de amor, mucho amor. Sus padres intentan que se sienta como un niño normal de su edad, y aunque para castigarle tengan que hacerlo mediante gestos, o unos movimientos de la mano signifique que se tiene que comer todas las verduras del plato...su día a día no se aleja mucho de un niño igual de su edad.

   Mikel es un valiente y hace de su discapacidad, una capacidad para dejar atrás todos esos sonidos que no oye , pero incluso en ese silencio ve una oportunidad para seguir cantando en el sofá imitando a Malu, Pablo Alborán o Alaska, y seguir buscando esos silenciosos sonidos que tanto le ayudan a crecer y a superarse cada día. 

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