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sábado, 8 de marzo de 2014

Un corazón más pequeño, que late más fuerte



      Capítulo 14:  Pequeños temblores involuntarios 

 Os voy a contar la historia de mi abuela. Mi nombre es Sandra , y mi abuela se llama Carmela. Es una mujer fuerte que ha sabido sacar adelante a una familia y ahora también hace lo mismo con sus nietos. Lo mejor de mi abuela Carmela es su sonrisa, ese pequeño gesto radiante que animaría a cualquier en cualquier situación. Puede que suene un poco "como es mi abuela...", pero lo cierto es que es así. Mi abuela Carmela es una repartidora de sonrisas a diestro y siniestro. 

   Mi abuela tiene 67 años, pero aparenta muchos menos. Es una abuela con mucha vitalidad, con muchas ganas de viajar y sobre todo muy conprometida con las causas benéficas. Pero hay algo de lo que mi abuela no puede "huir" y es que desde hace dos años tiene la enfermedad del Parkinson.  Afortunadamente, para ver un rayo de luz dentro de esta historia, su grado de enfermedad se encuentra en el Estadío 2 , es decir : suele presentar  alteraciones en la expresión facial, el parpadeo es menos frecuente , posturas  en ligera flexión, algunas dificultades para realizar actividades básicas del día a día, a veces se le borra la sonrisa y tiene síntomas de depresión y algunas veces los medicamentos le producen efectos secundarios.  Esto puede parecer mucho, pero también podría ser mucho peor y por ello lo llevamos entre todos bastante bien. 

    Toma todos los días su pastilla para reducir los síntomas, pero es una enfermedad que no tiene una cura completa. Yo pensaba que lo único que identificaba a esta enfermedad es sólo el movimiento involuntario de la mano (sobre todo en reposo) , pero tiene mucho más, aunque ese sea uno de los síntomas más característicos. Mi abuela tiene tal vitalidad que esos movimientos a veces pasan desapercibidos, pero aunque intente a veces engañarnos, la enfermedad se revela de forma involuntaria.   Para mi mi abuela es un ejemplo a seguir.

   La enfermedad podría haber mermado a ella y podría haberle hecho bajar su intensisima actividad, pero nada más lejos de la realidad.  Mi abuela es una persona que ha superado la enfermedad y ha aprendido a convivir con ella y aunque , nunca te puedes acostumbrar a algo así del todo, ella le ha sonreído a la cara y le ha ganado la batalla. No sabemos si los síntomas irán a más , pero lo que si sabemos todos es que mi abuela Carmela es una "súper abuela" y por mucho que sople el viento , es como el junco que nunca podrá romperse y caer. 

    Carmela es una mujer valiente, dispuesta a todo, que no le da miedo decir su edad, que no se esconde al tomarse la pastilla, a la que la enfermedad le ha cambiado la vida. Ella dice que de tanto moverse, su cuerpo ahora no puede estar quieto, por eso se mueve aunque ella ya no le mande. Y aunque lleven un ritmo distino, mi abuela seguirá bailando y contagiando su energía , aunque sus pasos le dificulten a marcar bien el ritmo.  Bailara con pequeños temblores involuntarios que hacen de ella alguien muy especial.  

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